Manteniendo el yuyo colorado, fuera del lote a soja.

El Amaranthus ssp. es una de las malezas más complejas, por sus características y por el incremento de la superficie con poblaciones con resistencia. Nos exige prácticas de manejo planificadas y eficaces, con herbicidas pre-emergentes selectivos con poder residual, para garantizar una emergencia limpia de la soja.


Los trabajos para la siembra de soja ya se vienen planificando, y en cuanto las condiciones sean favorables, se empiezan a superponer actividades. Es clave antes de implantar, asegurar el lote limpio y controladas las primeras emergencias de malezas estivales, especialmente el Amaranthus spp. Ejercer un control temprano y preventivo es fundamental, y las herramientas más eficientes con las que contamos son los herbicidas de alta residualidad. 

El problema del yuyo
El Amaranthus spp. es una maleza complicada de ciclo anual, diclino dioica (pies femeninos y masculinos separados) siendo esta una característica muy particular, ya que las restantes especies de Amaranthus conocidas en Argentina son monoicas. Posee tallos erectos e inflorescencias en forma de panícula terminal. Las plantas adultas adquieren coloración rojiza en tallos e infrutescencias, que le valieron el nombre de “yuyo colorado”. Posee un sistema radicular extenso y profundo, siendo una especie muy eficiente en el uso del agua, y con una muy alta tasa de crecimiento (3-4 cm por día).

El aumento de su presencia en áreas agrícolas surge de su alta fecundidad y la longevidad de sus semillas. Una planta puede producir hasta 100.000 semillas con un poder germinativo de hasta un 60%. Esta capacidad se ve muy poco afectada por la competencia con otros cultivos. Es capaz de desarrollarse con baja intensidad de luz, lo que le permite hacerlo entre los cultivos ya establecidos. Estas características hacen que, si una planta no es controlada oportunamente, amenaza dejar una enorme descendencia de sensibilidad probablemente baja.

En 2022, la Red de Manejo de Plagas de Aapresid (REM) lanzó una nueva alerta roja de un biotopo resistente al inhibidor de la PPO Fomesafen, el que además presentó un 25% de supervivencia a dosis de glifosato. De esta manera, se suma un nuevo modo de acción a la lista de resistencias que ya reporta la especie (glifosato, inhibidores de ALS y herbicidas hormonales), lo que obliga a replantear las estrategias de control y enciende luces de alerta de cara a la próxima campaña. Por lo tanto, es momento de virar el control químico hacia otras estrategias que incluyan siempre herbicidas residuales y otros modos de acción, siempre con especial atención al momento y forma de aplicación.

Garantizando la implantación de la soja
Un programa de manejo integrado de malezas debe incluir un frecuente y prolijo monitoreo, una precisa identificación de las malezas en estadios tempranos y la implementación de prácticas complementarias a las químicas.

Para un control integral eficiente, es importante incluir una etapa de barbecho intermedio, con herbicidas que lo controlen cuando comienza a emerger junto con las gramíneas. Es clave controlar las primeras camadas de colorados y así ayudar a controlar la gramínea. Lo mismo para la etapa de barbecho corto, que son los que usamos para que acompañen el cultivo, incluso hasta diciembre. La idea es lograr un control de malezas de tal forma que el cultivo cierre el surco libre de competencia.

El uso de herbicidas residuales para Amaranthus no es una opción, es la herramienta química clave para su manejo.

Los herbicidas residuales preemergentes se deben aplicar lo más próximo posible a la siembra del cultivo para aprovechar al máximo su residualidad. En el cultivo de soja, los herbicidas preemergentes más utilizados son flumioxazin y sulfentrazone para Yuyo colorado y otras malezas de hoja ancha, e imazetapir y S-metolacloro para el control de gramíneas.

El sulfentrazone es un herbicida muy residual, siendo esta una de sus fortalezas claves ofreciendo una vida media más larga. Como la especie amaranthus crece durante toda la campaña es importante tener un herbicida con un efecto residual largo y mayor capacidad de control. Además, también resulta seguro para el cultivo siguiente.

El metribuzin pertenece al grupo de inhibidores de la fotosíntesis. Es un herbicida selectivo, sistémico y de contacto que actúa en el control de malezas de hoja ancha y gramíneas, siendo selectivo para soja y trigo. Actúa a través de las raíces y las hojas y, por lo tanto, puede utilizarse para aplicaciones pre y postemergencia.

El imazetapir es un herbicida sistémico selectivo de acción residual de la familia de las imidazolinonas. Su modo de acción interrumpe la síntesis de proteínas. Luego de la aplicación las malezas susceptibles detienen su crecimiento dejando de competir con el cultivo, provocando su muerte en unas 3 a 4 semanas. Provee además control residual de malezas susceptibles que germinan después de la aplicación.

S-metolacloro es un herbicida preemergente de acción sistémica de la familia de las Cloroacetamidas. Es absorbido por las malezas a través de las estructuras de la semilla en germinación (coleóptilo, hipocótilo, radícula), inhibiendo la síntesis de proteínas y de ácidos grasos de cadena larga, impidiendo la síntesis de ceras y lípidos. Controla un amplio espectro de malezas gramíneas y algunas latifoliadas, siendo selectivo para los cultivos de maíz, girasol y soja.

En ensayos realizados por el INTA Paraná para el manejo de Amaranthus quitensis en soja, el flumioxazin y sulfentrazone se destacaron fundamentalmente cuando a cualquiera de ellos se los mezcló con s-metolacloro, observándose un efecto sinérgico de las combinaciones, ya que son altamente eficaces en su punto más sensible, que es la emergencia. Esto reduce notablemente el número de individuos, para que sean controlados por un eventual tratamiento postemergente, retrasando además el proceso de aparición de resistencia.

A modo de conclusión, es fundamental la implementación de tratamientos con combinaciones de herbicidas residuales, que sean de diferente mecanismo de acción y que tengan eficacia de control sobre la maleza, de manera tal de retrasar el proceso de aparición de resistencia. Un programa integrado nos permite utilizar un abordaje de preemergencia, residual en el suelo, reduciendo la presión de selección.


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